EUSKAL HERRIA NAFARROA DA

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miércoles, 14 de mayo de 2014


AMALURRA AMARI MARI ANBOTOKO DAMA ```EUSKAL MITOLOGIA`` EUSKAL ORTODOXIA``

Mari no es sino la proyección mítica de una experiencia primigenia: la experiencia de la vida vivida bajo el misterio del embarazo femenino, de la alimentación y cocción femeninas, de la magia curativa de la mujer, del hogar como centro de la casa. Mari no solamente es la epifanía de Ama Lur (la Madre Tierra/Naturaleza y sus fuerzas personificadas) sino que representa el ordo natural, cuyas redes teje y desteje, en devanedera de oro, en las astas de su carnero. A esta Divinidad máxima vasca se le ofrenda simbólicamente el carnero, animal sagrado por excelencia, cargado de valores curativos y mágicos. (...) Mari representa el arquetipo matriarcal predominante en el Paleolítico..

"La Gran Diosa Vasca Mari es claramente el símbolo de la Vida, la Naturaleza y sus fuerzas telúricas, pero es además la diosa madre de todos los diosecillos, númenes, genios y fuerzas personificadas, preeminentemente femeninas."
Esta concepción mítica matriarcal se corresponde con la concepción propia de los vascos, claramente reflejada en su mitología. La Tierra, es madre del Sol y de la Luna,15 frente a las concepciones patriarcales indoeuropeas, donde el sol es reflejado como un Dios, numen o espíritu masculino. A estas dos hermanas se les dedicaban los rezos y saludos al amanecer y al atardecer, cuando volvían al seno de la Madre Tierra, más allá de los mares "bermejos".
Esta concepción de la Tierra como Madre, lejos de ser aislada, se encuentra plasmado en uno de los mitos cosmogónicos más importante y bello, el mito de Eguzkilorea ("flor sol" en euskera o carlina acaulis). En él las mujeres y los hombres de antaño solicitaban ayuda a Amalur (Madre Tierra) para protegerse de los espíritus malignos que campaban a sus anchas aterrorizándolos. Amalur respondió creando dos hijas, Ilargi (Luna) y Eguzki (Sol); pero pronto aquellos espíritus aprendieron como evitar la luz de éstas y entonces la Madre Tierra intervinó por última vez en asuntos humanos, naciendo de su seno una Eguzkilorea, planta protectora desde entonces contra brujas, laminak y los malos espíritus.16



La tardía cristianización que apuntaba el Padre Joxemiel Barandiaran en su obra "El hombre primitivo en el País Vasco", sobre todo en aquellas partes alejadas de las vías de acceso romanas,2 pudo ser la causa de la pervivencia de la primitiva religión vasca hasta estadios muy tardíos en comparación con el resto de Europa. Debido a esto no sería de extrañar que el arquetipo de la Diosa Mari haya sobrevivido hasta la actualidad, aunque fuera en muchos casos demonizada por parte de la Iglesia.

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